Elecciones. Inevitablemente llegará un momento en que tengas que optar por una u otra cosa. Levantarte cuando suena la alarma o dormir más. Desayunar fruta o pan. Café o té. Hacer ejercicio o ver la tele. Trabajar o descansar. Seguir en tu empleo o renunciar. Proyecto A o B. Emprender tu propio negocio o seguir siendo empleado. Cómo tomar las decisiones correctas?
Tu vida es la suma de miles y miles de pequeñas elecciones que has hecho a lo largo de los años.
Piensa en todas las preferencias que te han llevado a vestir la ropa que traes, a estar sentada en esa silla o a leer esto desde el aparato que tienes. Las tres son el resultado de algo que elegiste en algún momento.
Como emprendedor, como alguien que tiene una meta o como simple ser humano, siempre tienes varias opciones – yo diría que demasiadas. Seleccionar se hace agobiante. Es difícil saber qué hacer cuando todo se ve increíble y maravilloso! Y si encima te pones a pensar que:
A) Tienes que asumir las consecuencias de lo que elijes – buenas o malas
B) Dejas pasar las alternativas que no seleccionas
Cómo le haces? Quedarte en donde estás se vuelve muy atractivo. No te comprometes y tampoco dejas ninguna oportunidad. Están ahí para cuando finalmente haces tu elección. Tienes todo, sin hacer ningún esfuerzo.
Sí sí, pero no.
Nada interesante pasa en la disyuntiva. Se siente como estar en la cama, en esos momentos después de despertar. No estás dormida. Aún no estás despierta. Los pensamientos sobre todo lo que tienes que hacer acechan. Te agobian, prefieres no levantarte. Tratas de apartarlos. Intentas cerrar los ojos para dormir un poco más, pero no puedes. Te sientes incómoda debajo de las cobijas, pero no sales de la cama. Hasta empiezas a sudar.
Sabes perfectamente bien lo que quieres pero te da miedo optar. Cuando estás debajo de las cobijas, todas las consecuencias se ven monstruosas – y todavía no quieres comprometerte con ellas.
Pero sabes? Si no lo haces, te quedas atorada en el limbo, sintiéndote incómoda y sudorosa – por siempre!
Respira profundo. Desde tus conocimientos y recursos, haz cualquier elección – comprométete con ella. Al final del día, la vida no se trata de lo que dejas, sino de lo que tomas. Puedes estar 100% segura de que tu decisión fue la mejor. Cualquier cosa es mejor que el dilema y cuando estás comprometida con lo que tomaste, sólo cosas buenas pueden pasar.