
Lo siento pero hoy no te escapas. Sigue leyendo.
Hace algunos años me costaba decidirme por un platillo cuando comía en restaurantes. En cuanto llegaba el menú, mis comensales respiraban profundo y se preparaban para mi show.
Señorita, como viene esto? Ah, y esto? Se puede sustituir este ingrediente por otro? Súper bien, gracias. No, sabes que, mejor quiero la primera opción. Bueno, la segunda se veía rica, sí. Mejor esa.
10 minutos después corría a la cocina para informar sobre un nuevo cambio.
El asunto habría sido trivial, si solo se hubiera tratado de la comida. Pero la ley de la vida dice que lo que sucede en pequeña escala se refleja por todos lados.
Efectivamente, estaba tomando la misma indecisión sobre otros aspectos menos triviales. Cada semana terminaba con mi novio, sólo para llamarlo dos días después. Odiaba la carrera que estudiaba, pero ahí me veías semestre tras semestre echándole ganas a los exámenes. Mis amigos – si es que así se les podía llamar – me parecían muy extraños. No había gran conexión entre nosotros. He nombrado a esta etapa la era de las tinieblas.
Estaba viviendo de una manera incorrecta para mí.
Mi situación me hacía completamente infeliz y lo sabía perfectamente bien.
Pero me ajustaba a como “debían de ser las cosas”. Tenía diez mil buenas razones para hacer lo que los demás decían y no lo que yo quería.
Cuando pensaba en cambiar algo, las dudas me asaltaban. Será lo correcto? Y si no funciona? Mis amigos pensarán que soy una fracasada. Mis papás se van a enojar. Si cambio de carrera, qué voy a hacer? No tengo idea de lo que quiero estudiar, voy a perder mi beca…
y cuando finalmente tomé la decisión de abandonar la universidad para solucionar mis dudas existenciales seguía en el dilema
Cómo sé si estoy haciendo lo correcto?
Cómo sé que esto no va a fracasar?
Cómo sé que todo va a salir bien?
Entonces comprobé algo, que sigue siendo cierto hasta el día de hoy.
Lo correcto no se piensa, no se dice, ni se analiza. Ni siquiera se escoge. Se siente.
Si tuviera que describirlo, sería como una corriente eléctrica que se mueve dentro de mí. Cuando algo se alinea con lo que soy, la corriente se activa.
Lo incorrecto, se tiene que justificar. Necesita explicaciones. Enfrenta mucha resistencia interna en la forma de indecisión, miedo, frustración… No tengo que decírtelo. Estoy segura de que sabes perfecto cuando algo no te encanta. Todos lo sabemos.
Si es tan sencillo identificar lo correcto, porqué cuesta trabajo hacerlo?
Lo correcto tiende a ir en contra del sentido común. La mente racional, con la que tratas de analizar tu situación, es muy limitada. No está al tanto de muchos factores energéticos que juegan detrás de lo aparente. Esta perspectiva se ve algo así, como una foto cuando le haces zoom.


No hay dos personas iguales en este planeta. Entonces, porqué intentamos convencernos de que todos tenemos que seguir las mismas reglas? Si quiero hacer algo sólo porque así lo siento, porqué lo tengo que justificar? A quién le tengo que explicar?
A nadie.
No descartes a tus sentimientos creyendo que las opiniones de los demás son más importantes. Hónralos y escúchalos.
La única regla universal es el amor. Mientras todas tus acciones estén alineadas con el amor, hacia ti, hacia los demás, hacia el planeta, haz lo que se te de la regalada gana. Sí, sí, suena hippy, pero no puedo negar a esa parte de mí.
Si algo he comprobado una y otra y otra y otra vez – tras muchas caídas – es que los sentimientos nunca se equivocan. Nunca. Son como una brújula interna que siempre está apuntando hacia tu camino. No se mueve, pero cuando te desvías te manda señales! Normalmente vienen en formas incómodas e inconvenientes.
Cómo tener valor para hacer lo que está bien
Llegamos a lo más difícil. Ahora sí, vamos a hablar de esa situación. Te dije que hoy no escapabas. Ponte cómoda porque esto se pone intenso.
Vamos a encender la corriente eléctrica.
Saca libreta y pluma para que tomes notas. Escribe cada respuesta en una página diferente. Hazme caso, esto tiene un propósito.
1. Piensa en lo que te gustaría hacer, pero en este momento te da miedo.
Cuando estaba en la era de las tinieblas, quería viajar indefinidamente. La escuela no me interesaba en lo absoluto. Mis papás no estaban de acuerdo y me daba miedo enfrentarlos.
Página 1 – describe esa situación y lo que quieres hacer al respecto
2. Porqué te da miedo?
Piensa en todas las razones por las que NO deberías hacer lo que quieres. Ponlas en la segunda página.
Cuando quería dejar la escuela, me daba miedo que mis papás se enojaran. También pensaba que iba a ser una súper loser total fracasada escoria de la sociedad por siempre en la vida. Me daba miedo el hecho de que estaba muy confundida y no sabía que quería hacer con mi vida. Me daba miedo nunca encontrar una carrera que me gustara o poder conseguir un trabajo decente.
Toma los miedos que escribiste, cierra los ojos e imagina que los estás viviendo. Respira. Mantente con ellos durante 10 minutos. No dejes de respirar. Pasados los 10 minutos abre los ojos y pregunta, en verdad son tan reales como yo creo? son razones válidas? Tienen un fundamento? Si se hicieran realidad, podría solucionarlos? Pon tus conclusiones debajo de los miedos.
Las limitaciones siempre son mentales. Ahora que veo lo que pensaba durante la era de las tinieblas, muero de risa. Mis miedos eran totalmente irreales y sacaban las cosas de perspectiva.
3. Si hicieras lo que quieres, qué es lo peor que podría pasar?
Ponte catastrófica. Imagina el apocalipsis. Plantea una situación donde todo lo que podría salir mal, efectivamente sale mal. Escríbelo en la tercera hoja.
Después, describe cómo lo solucionarías si en verdad pasara.
Cuando finalmente decidí anunciar mi deseo de dejar la escuela, esperaba lo peor. Planee para que me corrieran de la casa, me desheredaran y nunca más me volvieran a hablar. Si eso sucedía, haría una maleta y me iría a un hotel. Al día siguiente buscaría trabajo. Bueno – ahí se acababa mi plan. No era muy sofisticado, pero tenerlo me daba valor. Si todo iba mal, podría manejarlo.
Ahora, quiero recalcar que esto también es lo más estúpido que pude haber pensado. Mis papás son las personas más amorosas e increíbles del mundo (y sí, estoy presumiendo porque en verdad son los mejores). Jamás me dejarían sola y a la deriva, mucho menos me echarían de la casa. Pero bueno, mi yo en la era de las tinieblas tenía una perspectiva distorsionada.
Lo peor no es tan peor. Aunque suceda, puedes superarlo. De cualquier manera, lo más probable es que no pase.
4. Ahora vamos a ponernos positivos. Si hicieras lo que quieres, qué es lo mejor que podría pasar?
Debraya de nuevo pero ahora ponte Hollywood. Si tu idea funcionara tan bien que todo lo que quieres se hace realidad, cómo sería? Qué sentirías? Descríbelo a detalle en la cuarta página. Si necesitas ayuda, revisa este ejercicio.
Yo la verdad no pensé en esto. Sólo esperaba lo peor, pero en otras situaciones he hecho la actividad y me alienta.
5. Qué tendrías que hacer para que lo mejor suceda?
La mayoría de las veces, te limitas porque crees que algo no es posible. Pero, si eso que quieres fuera posible, qué tendrías que hacer para conseguirlo? Qué requeriría de ti? Si fueras perfecta y supieras exactamente cómo hacerlo, cómo lo harías?
Página 5 – Ya conoces la rutina.
6. Inténtalo
Ahora, ya sabes qué quieres (punto 1), qué te detiene (punto 2), cómo solucionarlo (punto 3), a qué apuntas (punto 4) y cómo hacerlo (punto 5).
Tienes un plan perfecto. Inténtalo. No tiene que salir bien. Sólo tienes que intentar. Si nunca lo haces, es 100% seguro que vas a fracasar, pero si lo intentas por lo menos tienes alguna probabilidad.
Cuando te de miedo, lee tu plan de nuevo. Pregunta, qué pasa si lo intento? Aunque fracase, que pasa si lo intento? Date la oportunidad de comprobar que tus miedos son erróneos.
Lo más probable es que acabes en un intermedio entre la página 3 y la 4. Si en verdad todo sale mal, tienes un plan de contingencia. Cualquier cosa arriba de eso ya es ganancia.
Qué pasa cuando tomas las decisiones adecuadas
El día que hablé con mi mamá, estaba muy nerviosa. Llegué con ella y le anuncié mi decisión. Se mantuvo tranquila pero yo me solté en lágrimas. Me abrazó y me dijo que estaba bien, que solo terminara el semestre (estaba en las últimas semanas) y que tomara 6 meses para pensar que quería hacer. Ella y mi papá me apoyarían en lo que decidiera.
Todo el drama estaba en mi cabeza.
Cuando enfrentas tus miedos y tomas las decisiones correctas, pasas de la era de las tinieblas a la iluminación.
Dirás que tuve buena suerte con esa situación. Pero no sólo ha sido esa. He pasado muchos momentos de indecisión similares, donde sé que es lo mejor para mí pero me da miedo hacerlo.
Cuando finalmente junto valor y lo intento, las cosas salen bien. Es más, hasta me arrepiento de no haber comenzado antes.
Contrasta la era de las tinieblas con lo que estoy viviendo ahora. Amo lo que hago y me levanto cada día emocionada por todo lo que me espera. Estoy rodeada de buenos amigos y personas que me aman. Si trato de explicarte qué estoy haciendo con mi vida, te daré un montón de ideas medio locas. No podría justificarlas. Ni siquiera podría explicarte bien que estoy tratando de hacer, porque ni yo lo sé.
Solo estoy segura de una cosa y eso es más que suficiente: voy por el camino correcto.
¿Cómo lo sé?
Porque lo siento.
¿Cómo llegué hasta aquí?
Dejé de escuchar a los demás, de justificar lo que hago y me armé de valor para tomar las decisiones adecuadas a lo que soy.
y mi drama en los restaurantes? Me decido en 5 min. y me desespero cuando la gente se tarda.
Muero por saber, cuál es esa decisión que aún no tomas? Comparte en los comentarios. Los leo y los contesto todos.
