Cuando se trata de metas y objetivos, soy experta. Tanto para plantearlas como para NO conseguirlas. Dicen que echando a perder se aprende y soy la prueba viviente de que es verdad.
Cuando aparece una de estas señales, me doy cuenta de que no lograré lo que me he propuesto y que necesito hacer algún ajuste.
1. No has hecho un recuento de avances
Recuerdas cuando ibas a la escuela? Tenías evaluaciones semanales, quincenales, mensuales y semestrales. Al terminar del curso, debías presentar una prueba final.
Darte cuenta de cuanto has avanzado respecto a una meta es motivante. Además te permite evaluar lo que has hecho bien o mal para que puedas ajustar tu estrategia de acción.
Si tiene más de una semana que hiciste tu recuento, es hora de que te sientes a evaluar qué tanto has avanzado.
2. Tus metas y objetivos no tienen fecha límite
Una meta sin fecha límite es como un hombre que promete la luna y las estrellas. Mucha plática, pocos hechos.
[ctt title=”Una meta sin fecha límite es como un hombre que promete la luna y las estrellas. Mucha plática, pocos hechos.” tweet=”Una #meta sin fecha límite es como un hombre que promete la luna y las estrellas. Mucha plática, pocos hechos. http://ctt.ec/9a8da+” coverup=”9a8da”]
Si agregas fecha de caducidad a tus objetivos, es más probable que realmente intentes conseguirlos.
3. Ya olvidaste lo que querías
Cómo vas a lograr algo si ni siquiera recuerdas qué quieres? Escribir tus metas y objetivos para después arrumbarlos en el fondo de un cajón no funciona.
Ponlos en un lugar que veas constantemente. Mientras más presentes los tengas, mejor. Yo uso el escritorio en mi computadora, una alarma en mi celular, los anoto en mi agenda y los cuelgo en mi pizarrón (Casos extremos necesitamos medidas extremas).
4. No recuerdas cuando fue la última vez que tomaste acción
… Y aún así te preguntas porque es tan difícil alcanzar tus metas y objetivos. Necesitas más explicación?
5. No estás comprometida al 100%
Tienes 2 opciones, triunfar o triunfar. Cuando planteas una meta, la posibilidad de fracasar ni siquiera debe cruzar tu cabeza. Necesitas estar 100% comprometida y dispuesta a hacer TODO lo necesario por lograrla.
Una amiga se tatuó un dinosaurio…que después no le gustó tanto. Ya no tiene otra alternativa más que verle lo bonito.
Cada vez que pones una meta, imagina que te estás tatuando a ese dinosaurio en la cara. No todo será color de rosa. Cuando las cosas se pongan difíciles, encuéntrales lo bonito.
Si no te comprometes al 100%, te estás diciendo a ti misma que lo que quieres realmente no es tan importante. Estás diciendo que si las cosas no son fáciles, te darás por vencida. Con esta actitud, dudo que consigas algo.
6. Justificas tu fracaso
Quiero conseguir un mejor trabajo pero no he tenido tiempo de actualizar mi currículo.
Estaba ahorrando para mi viaje a Europa pero vi unos zapatos en oferta y los tuve que comprar. No podía dejarlos ir.
Quería bajar de peso, pero es fin de año y con todas las fiestas no voy a poder
¿Suena familiar?
Pretextos hay muchos. Tus metas son celosas y no pueden con ellos. Quieren ser las primeras y las únicas. Si quieres conseguir un mejor trabajo vas a hacer tiempo para actualizar tu currículo, vas a resistir a todas las ofertas para poder ahorrar y buscarás como sobrevivir a las fiestas de fin de año manteniendo tu peso ideal.
Cuando la tentación sea grande, recuerda porque lo que quieres es tan importante.
7. Tienes más de 3 objetivos al mismo tiempo
Ya lo dije antes pero vale la pena repetirlo. Las metas y objetivos son celosos. No debes tener más de tres y aún así debes dedicar la mayor parte de tu esfuerzo a uno solo.
Decide cual es tu prioridad en este momento y pon lo demás en espera. Lograrás lo que quieres más rápido si enfocas tu esfuerzo en una sola cosa, que si tratas de dividirte en 3, 4 o 5.