El éxito personal llega cuando tus deseos, pensamientos y acciones funcionan en sincronía. Lograrlo es más sencillo de lo que crees. Sólo tienes que dejar de esforzarte, dejar de intentar y soltar las cosas. Esto no quiere decir que convertirás en una holgazana sino todo lo contrario.
El trabajo y el esfuerzo no traen éxito
Lo único que traen es cansancio.
Hacer cosas por sentir que estás haciendo algo es una pérdida de tiempo. Es como correr en la caminadora del gimnasio. Sudas, te cansas, gastas energía, quemas calorías, pero no llegas a ningún lado. Aún así, tienes la ilusión de estar moviéndote.
Esfuérzate, estrésate, ocúpate. Puede que logres mucho. Pero si no consigues lo que realmente quieres, te vas a sentir muy frustrada. No tiene nada de malo si te gusta la frustración.
Pero eso no funciona cuando quieres felicidad, satisfacción, éxito personal y bienestar.
Las idea de que debes ser, lograr y tener siempre más viene de la época de tu tatarabuela, donde había una mentalidad industrial. Ya comprobamos que los modelos antiguos no funcionan. El calentamiento global, la desigualdad social, las enfermedades, guerras y crisis económicas están de testigos.
Estamos en la era del conocimiento y del desarrollo humano. El verdadero éxito es un estado de plenitud, en el que te sientes feliz contigo misma. Cuando estás satisfecha con lo que haces, le das importancia a las cosas que la merecen, vives en armonía y tu vida fluye.
El éxito personal viene de la calma
Toda persona en este planeta está aquí por una razón. Nada es accidente. Tú tienes una razón de ser.
Cuando cumples con tu misión, la vida se vuelve fácil. Las oportunidades se presentan, las puertas se abren y los caminos se limpian.
Si no cumples con ella, la vida se llena de baches y obstáculos. Te topas frecuentemente con callejones sin salida.
El esfuerzo y el trabajo sin sentido son como ir corriendo por el segundo camino. Vas tan apurada que no pones atención a las señales. “Alto” “Peligro” “No pase” “De la vuelta”. Las ignoras por aferrarte a una meta cualquiera. Corres sólo por moverte, o porque te da miedo quedarte estancada.
Si te dieras tiempo de descansar, podrías reflexionar, y tal vez te darías cuenta de que no vas por el lugar adecuado. Si te detuvieras a tomar aire, podrías ver los 10 letreros que te advierten peligro y darías la vuelta.
Cuando dejas de gastar tu atención en cosas sin sentido, creas espacio para nuevas oportunidades y alternativas. Activas tu intuición y te dejas guiar hacia lo que realmente quieres y necesitas.
La calma te da perspectiva. Le da espacio a tu mente para que piense y analice bien las cosas.
Simplifica y elimina
Para encontrar el camino adecuado, tienes que hacer una limpieza. Detén lo que no funciona. Te daré un ejemplo personal.
Al terminar la universidad sabía que no quería conseguir un trabajo. No sabía que hacer, pero decidí que cualquier cosa sería mejor emplearme.
Regalé todas mis cosas, empaqué las pocas que me quedaban y me mudé al sur de México. Hay un pequeño pueblo hippy rodeado por montañas que me pareció un buen lugar para vivir. Se llama San Cristóbal. Supuse que estando ahí se me ocurriría alguna alternativa y no estaba equivocada.
Al alejarme de mis padres, familiares y amigos descubrí que muchos de mis sueños ni siquiera eran míos.
Conocí a gente nueva que me mostró alternativas a la ruta típica de “Graduarte, conseguir un trabajo, casarte, tener hijos y comprar una casa”.
Encontré formas más inteligentes y sencillas para hacer dinero que siendo empleada.
Aprendí que viajar no es tan difícil ni tan caro como la mayoría cree.
Me di cuenta de que tengo un mundo infinito de posibilidades. Para disfrutarlas sólo debo enfocarme en lo que quiero y confiar en que lo voy a conseguir.
No estoy diciendo que hagas un cambio tan drástico como el mío (porque yo soy muy extrema). Lo que sí necesitas, es generar un espacio para darte cuenta de qué funciona en tu vida, que no y cómo lo puedes cambiar.
Hay muchas opciones.
Limpia tu casa. Tira a la basura lo que ya no necesitas. Apaga la tele y escúchate a ti misma. Deja de frecuentar a las amigas tóxicas. Revisa tus hábitos y cambia uno de los que no te benefician. Medita, pasa tiempo a solas, escribe un diario, descansa, pasea por la naturaleza, haz algún tipo de arte o ejercicio físico. Cambia tu rutina. Saca la ropa vieja del armario. Limpia tu bolsa. Cambia de look. Hazte un nuevo corte de cabello.
Cualquier cambio de perspectiva creará espacio para nuevas ideas.
Enfócate en lo que quieres
Hay muchos objetos brillantes, pero no dejes que te deslumbren.
Cuando me mudé al sur de México, esperaba poder trabajar con una organización de artesanas indígenas. Investigué sobre las que había en el pequeño pueblo, llevé mis currículos y mostré mi disposición por colaborar con ellas. Fue un buen inicio.
Después comencé a salir mucho de fiesta y terminé trabajando en un bar. No di seguimiento a las organizaciones con las que había establecido contacto. Me la pasé bien, pero mi diversión era vacía.
Estaba desperdiciando mi tiempo en algo que realmente no quería. Pasé un año en San Cristóbal, y no fue hasta el doceavo mes que conseguí el trabajo que quería.
Si ya sabes lo que quieres, no lo pierdas de vista. Todos los días haz algo para que se vaya haciendo realidad.
Si no lo tienes muy claro, no te preocupes. Muy en el fondo, ya lo sabes. Una idea vaga es más que suficiente. No la pierdas de vista y haz algo que te ayude a aclararla.
Puede ser tan sencillo como comprar un libro que te llamó la atención, inscribirte a una clase de danza o platicar con una persona que te parece enigmática.
Una cosa lleva a la otra. Nunca sabes en dónde terminarás.
Hazlo sencillo, da un paso a la vez
Date tiempo de disfrutar el camino hacia tus metas. No sacrifiques al presente por un futuro incierto.
Deja de esperar a que los astros se alineen, porque esperarás una eternidad. Mejor da un pequeño paso en la dirección que te parezca más lógica. Aprende, corrige, ajusta y da el segundo. Después da un tercero.
Disfruta el momento y la incertidumbre de no saber qué estás haciendo. Sé como una niña aprendiendo a caminar: inocente, entusiasta, llena de energía y asombro por la vida, sin metas ni objetivos, curiosa. Disponte a caer una y otra vez, pero ten la seguridad de que tarde o temprano podrás caminar.
Comienza por el principio. No esperes correr un maratón cuando ni siquiera puedes mantener el balance sobre dos pies. Si ya supieras correr, no estarías intentando caminar. Acepta que eres principiante. Diviértete y aprende de cada moretón.
Un día, cuando menos te lo esperes, estarás en tu destino.
¿Cuál es tu definición de éxito personal? Comparte en los comentarios.