Me he esforzado por crear un estilo de vida en el que no tengo que escoger entre mi desarrollo personal o profesional. Entre mi necesidad de disfrutar o mis tendencias de workaholic. Entre las cosas que realmente importan y mi trabajo. No puedo decir que tengo todo perfectamente solucionado, pero hay 4 claves que me han ayudado a conseguirlo y quiero compartirlas contigo.
Varias veces he tenido ganas de agarrar la mochila y dedicarme a recorrer el mundo tocando música en las esquinas (si es que las maracas cuentan como instrumento), vendiendo artesanías y durmiendo bajo las estrellas.
Después recapacito y recuerdo que me gustan demasiado los buenos restaurantes, tomar café en Starbucks y pedir room service en los hoteles. Además me encanta trabajar. Me gusta ser exitosa en lo que hago y lograr cosas importantes, planear, tener proyectos y ser una mujer adulta y responsable. Me gusta ganar bien.
Estos dos polos aparentemente opuestos me han llevado a buscar una manera de crear armonía entre las dos partes, de encontrar soluciones a mis disparatados dilemas. He aprendido varias cosas al respecto, pero hay 4 puntos imprescindibles para conseguir el balance entre el desarrollo personal y profesional.
1. Todo comienza con tu mentalidad
Eres presa de tu percepción de lo que es posible. La única razón por la que necesitas escoger entre vivir o trabajar es porque crees que es necesario.
La idea de que el trabajo debe ser miserable y aburrido, de que es un deber más que una actividad emocionante, ha sido programada en tu subconsciente durante toda la vida. La sociedad te ha enseñado a odiar los Lunes (que culpa tienen ellos de toda nuestra locura, son tan buenos como los viernes).
En este momento, quiero que tires todas esas ideas a la basura y empieces creer que las cosas pueden ser diferentes.
Más que una carga, el trabajo debe ser una fuente de inspiración y crecimiento, de satisfacción y aprendizaje. No sólo es una forma de ganar dinero, también es una manera de desarrollarte y crecer como ser humano. Amarlo y disfrutarlo con locura no sólo es posible, es una responsabilidad social.
Convéncete de esta idea y la congruencia entre tu desarrollo personal y profesional se hará más sencilla.
2. Establece tus prioridades – y no las comprometas
Hay cosas más importantes en la vida que enviar reportes o asistir a juntas de trabajo. Aún así les das prioridad y cuando no cumples con ellas crees que es el fin del mundo. Entiendo que son necesarias, pero hay que poner primero lo primero.
Una sencilla estrategia es hacer una lista. En el número 1 pon lo más importante de tu vida. En el 2 lo segundo más importante, y así sucesivamente. Los reportes y las juntas probablemente quedarán después de tu salud, tus seres queridos o incluso tus proyectos personales.
La próxima vez que vayas a tomar una decisión importante, regresa a tus prioridades. Tenerlas en cuenta hará toda la diferencia.
3. Tu tiempo vale oro
Cuando aprendí sobre la administración del tiempo, creí que debía seguir un milimétrico horario.
El resultado fue que me frustré y me sentí una fracasada total por no poder hacerlo. Lo intenté varias veces, hasta que me di cuenta de que un horario estricto no va conmigo.
En ese momento, decidí hacer las cosas a mi manera.
Empecé anotando una lista con actividades específicas para cada una de mis áreas prioritarias.
Por ejemplo, en salud están “Hacer ejercicio – 15 min.” y “Meditar – 1h”. En negocio “Escribir – 1h”. En social / relaciones “Ver a mis amigos una vez por semana” y “Hablar con mi mamá”.
Antes de dormir reviso mi lista y anoto en mi agenda las actividades que pienso realizar al día siguiente. Entre ellas, me aseguro de incluir las prioritarias y trato de realizarlas a primera hora de la mañana.
Este sencillo sistema me mantiene enfocada y no deja que gaste mi tiempo en cosas absurdas. Por ejemplo, si tengo 15 min. libres, hago algún tipo de ejercicio en vez de sentarme a ver Instagram.
Puedes usar mi sistema para organizar tu tiempo, pero lo ideal es que encuentres uno que funcione para ti. Un primer paso que puedes dar consiste en anotar el tiempo que dedicas a cada una de tus prioridades durante una semana.
- ¿Es adecuada la distribución?
- ¿Le das atención a las cosas que aparecen en los primeros 5 lugares? o ¿Desperdicias tus horas espiando a la gente en Facebook?
- ¿Qué podrías hacer diferente?
Tu día sólo tiene 24 hrs. que debes distribuir inteligentemente. Planearlo en base a las cosas importantes te ayudará a lograr equilibrio entre tu desarrollo personal y profesional.
4. El desarrollo personal y profesional van de la mano
Tienes una sola vida, a menos de que creas en la reencarnación como yo, pero eso es otro asunto. Enfoquémonos en la que estás viviendo ahorita.
No puedes separar las manos de los pies porque son parte del mismo cuerpo. Si te quiebras una pierna, vas a sentir mucho dolor. Este dolor mandará una reacción a todo tu ser – manos incluidas.
Basta de anatomía Ilse, ¿A qué viene todo esto?
Como tienes una sola vida, no puedes hacer una clara división entre el desarrollo personal y el profesional. Lo que pasa en tu vida personal afecta a tu trabajo y lo que pasa en tu trabajo afecta otras áreas de tu vida. Cuando estás en el empleo equivocado, difícilmente puedes lograr el equilibrio.
Aquí lo divertido es que tienes la capacidad de escoger en dónde, cómo y porqué vas a trabajar. Tú puedes crear una opción laboral que no sólo te permita crecer como profesionista, sino que además te permita crecer como persona y que esté alineada con tu estilo de vida ideal, con las causas que te importan.
Tal vez no será rápido ni sencillo, pero lo que sí te puedo asegurar es que es posible. Sólo debes ser paciente y atreverte a intentarlo.
Para ayudarte a dar el primer paso, diseñé esta guía super práctica que te ayudará.