
Cumplir las promesas que te haces no es siempre sencillo. Hay días que te sientes super motivada y con la energía al 100. Tienes toda la actitud para abordar tus metas y cambiar tu vida. Otros días todo se ve gris. No puedes juntar fuerzas para continuar, te preguntas en qué puto momento se te ocurrió meterte a esto y terminas abandonando lo que querías.
Hay una cosa que debes saber para evitarlo.
Pero primero tienes que conocer a mi bebé. Se llama Lía, me la trajeron el sábado de regalo. Tiene 4 años, es blanca y peluda. Duerme debajo de mi cama. Se sienta junto al escritorio cuando trabajo.

Diferimos en ideología. Ella es carnívora y yo vegana, pero hacemos diferencias a un lado y somos las mejores amigas.
A partir de ahora, mi vida ya no es completamente mía porque adquirí un compromiso con ella.
Llueva, truene o relampaguee tengo que asegurarme de proveer a mi perro todo lo que necesita: tiempo, atención, amor, cuidados, comida, veterinario, anti pulgas, estética, un hogar y espacio para dormir.
Lía no permite que nuestro compromiso se olvide. Cuando tiene hambre azota su plato, está inquieta y jala la correa, se aburre y me muestra un juguete, cuando quiere amor se pone junto a mí.
Lo que debes saber para empezar a cumplir tus promesas
Un buen día me senté a reflexionar. Estaba cansada de empezar mil proyectos y no terminar ninguno, de ponerme metas que no cumplía. De decir que ahora sí, iba a ser vegetariana, excepto cuando alguien me ofreciera mariscos. De jurar que diario iba a hacer ejercicio, sin contar las mañanas cuando no quería levantarme temprano.
Tenía pasión, motivación e iniciativa para emprender cambios, pero me faltaba algo para consumarlos.
Huía de ese algo, hasta que comprendí que sin él, me iba a convertir en un conejo. Estaría siempre saltando entre proyectos, trabajos, amigos, casas, países, ideas, negocios y novios sin llegar a ningún lado, como lo había hecho hasta ese momento. Sería una eterna turista de la vida, que limita su potencial por querer mantener el confort.
Estancada en un mar de ilusiones sin concretar
llegué a la conclusión de que necesitaba
Compromiso
Eso significa empezar, pero también mantenerte
Es quedarte cuando quieres correr
Desvelarte cuando quieres dormir
Trabajar cuando quieres descansar
Es tratar a tus metas como si fueran mi perro Lía, que no espera a que tenga tiempo, atención o ganas de cuidarla.
Ella me pide hacer lo que hay que hacer cuando se tiene que hacer
Lo placentero y lo difícil son dos caras de la misma moneda. No puedes tener una sin la otra. A veces, tienes que estar dispuesta a sacrificar y hacer cosas no-tan-agradables como recoger excremento de la banqueta. Pero sabes qué?
Vale totalmente la pena.
Porque sin ello no hay colas que se mueven ni fiestas cuando llego a casa
No hay amigas fieles ni amores verdaderos
No hay logros
No hay pena ni gloria
Sólo queda una existencia confortable – pero profundamente mediocre
Qué compromiso vas a hacer contigo misma? Comparte en los comentarios
