Tengo un grupo de Whatsapp donde mis amigos y yo compartimos dudas existenciales. El otro día, alguien preguntó:
Cuál es el límite entre escapar de una situación o decidir cambiar en búsqueda de algo diferente o mejor. Cuándo tomar la decisión de cambio y búsqueda por otro lado y cuándo permanecer, esperar y atravesar la experiencia.
La pregunta me llegó directo al corazón.
Siendo alguien que estudió la primaria en cinco escuelas distintas, que ha vivido tres países y ocho ciudades diferentes y que fue de ingeniera a diseñadora de telas a guía de meditación a blogger a coach de vida, tengo algo de experiencia en el asunto de los cambios drásticos y transformacionales.
Al compartir mi opinión en el grupo, me inspiré para escribir esta mega guía sobre la zona de confort. Así que ahí te va. En ella aprenderás:
Qué es la zona de confort
El otro día vi la foto de un caballo con un aparato que le cubría los ojos. Me puse a investigar y encontré que las anteojeras (así es como se llaman) sirven para limitar su campo visual.
Tienen tres importantes funciones:
- Para tranquilizar: Los caballos novatos se ponen nerviosos con las multitudes y el exceso de ruido. Los ojos cubiertos, los ayudan a estar tranquilos.
- Mejoran el enfoque: Hay algunos caballos que son inquietos y curiosos. Al tener un campo visual limitado, tienen menos distracciones. Esto les ayuda a que los caballos de carreras permanezcan enfocados en la pista y a correr más rápido.
- Mantienen al caballo derecho: El animal sólo puede ver lo que está directamente delante de él. Esto lo ayuda a correr en línea recta. Pierde menos energía y mejora el potencial de tener un buen tiempo de carrera.
Así como los cubreojos restringen pero también ayudan a los caballos, la zona cómoda es un límite mental que puede convertirse en un obstáculo o una herramienta de crecimiento.
Para qué sirve la zona de confort
Hace dos años viajé a diferentes países dando talleres de meditación. En seis meses visité Grenade, las Bahamas, Cuba, Guatemala, El Salvador, México y Tailandia. No pasé más de 15 días en ninguno de estos lugares.
Al principio estaba súper emocionada. Incluso, pensaba continuar la travesía hacia Berlín para ver a mi hermano y después a la India para estudiar Yoga.
A raíz de los viajes, aprendí a hacerme súper organizada para aprovechar mi tiempo. Conocí a niños, jóvenes y viejos de diferentes culturas y maneras de ver la vida, visité playas paradisíacas y probé frutas y guisados exóticos.
Entonces, sucedió algo que jamás creí posible.
Me cansé de viajar. Para cuando llegué a Tailandia, no quería salir del hotel a explorar. Estaba harta de probar nuevas comidas y lo último que quería escuchar era sobre tal o cual tradición típica del lugar.
Me dio una intensa nostalgia por regresar a mi país. Extrañaba los tacos, las tortillas, la salsa y el clima de mi ciudad. Quería ver a mi familia y a mis amigos. No soportaba hablar inglés, francés ni tailandés, quería hablar sólo en español.
Estaba física, mental y emocionalmente agotada. Me sentía perdida y sin rumbo. No habría podido continuar aunque hubiera querido.
Necesitaba un espacio seguro para descansar y procesar todo lo que había experimentado.
Aborté las últimas dos escalas de mi viaje, regresé a casa y pasé los siguientes 8 meses sin salir de mi ciudad – algo totalmente inaudito para mí.
Se podría decir que mi ciudad es mi zona cómoda – un lugar que conozco a la perfección, donde no tengo que hacer ningún tipo de esfuerzo.
En este espacio, pude tranquilamente procesar todo lo que había sucedido. Lo más importante es que retomé rumbo. Además, me di cuenta de que había estado ignorando necesidades básicas como comer bien, dormir o estar en contacto con mis amigos. Necesitaba ocuparme de ello, antes de seguir experimentando y creciendo.
Contrario a lo que se piensa, las restricciones no limitan. Más bien, sirven para crecer. Caer en la zona de confort no tiene nada de malo, el problema es quedarte ahí por más tiempo del necesario.
2 pasos para salir de tu zona de confort
El cambio es la única certeza en la vida. No se puede detener.
Cuando es rápido e intenso, piensa en la muerte repentina de un familiar, te agobias.
Si el cambio es lento, como cuando llevas 10 años atorada en el mismo empleo, haciendo la misma tarea repetitiva día tras día, te conviertes en Zombi y mueres en vida.
Lo ideal, es llegar a un punto medio, donde tienes ciertas restricciones que te dan seguridad y evitan el agobio, pero al mismo tiempo te ayudan a crecer.
Hay dos pasos para conseguirlo:
Paso 1: Identifica tu zona cómoda. 6 Señales que debes buscar.
Hice un pequeño test con 7 señales que te ayudarán a identificar las áreas de tu vida que se encuentran estancadas. Toma una libreta y una pluma. Lee cada uno de los síntomas y contesta las preguntas que vienen al final.
1) Estás aburrida
Piensa en un momento divertido que hayas tenido durante la última semana. Busca algo que hayas realmente disfrutado y que te haya dado energía. Si lo único que llega a la mente es “más de lo mismo”, estás en un serio caso de aburrimiento.
- ¿Qué parte de tu vida te aburre?
- ¿Por qué es aburrido?
2) Tienes una lista de cambios que necesitas hacer (pero que has estado postergando)
Tienes una libreta con 18 objetivos, pero no estás trabajando en ninguno. Esperas a tener tiempo, a que se te quite el miedo o a que dios te mande una señal. Amiga, estás en el hoyo. Es hora de cambiar.
- Haz una lista con todos los cambios que has estado postergando
3) No estás mal, pero podrías estar mejor
¿Algo de esto suena familiar?
- Tienes un lindo cuerpo, que no está tonificado.
- Ganas bien en tu empleo, pero ya no te permite crecer
- Estás soltera y no te sientes mal, pero en el fondo anhelas compartir tu vida con alguien
- No tienes enfermedades, aunque saludable saludable tampoco estás
Pasas los días en gris, como si estuvieras montada sobre una banda transportadora viendo la vida pasar.
- Qué partes de tu vida están “bien”
- ¿Cómo pueden mejorar?
- ¿Qué necesitan para estar al 100?
- ¿Y para llegar al 200?
4. Tienes potencial, pero no lo estás usando
Tu cabeza es un nido de ideas que mueres por explotar. Tienes ganas de estar ocupada, de ser la protagonista en historias emocionantes, de conocer gente nueva, de emprender tu propio negocio, de aprender idiomas, de cocinar Hindú. Tienes toda la capacidad para hacerlo, pero tú misma te limitas, gracias al estúpido miedo.
- Si supieras que vas a lograr cualquier cosa que te propones ¿Qué harías?
5) Estás rodeada de objetos viejos, descompuestos y polvorientos
El ambiente que te rodea es un fiel reflejo de lo que traes en la cabeza. Camina por tu habitación, tu oficina, tu baño y los espacios en los que más tiempo pasas.
- ¿Como los describes?
- ¿Qué sensación te dan?
Si se sienten viejos, polvorientos, agotados, amontonados o aburridos, te puedo asegurar que tú estás igual. Necesitas hacer una profunda limpieza.
6) Tienes miedo
El miedo surge cuando te aventuras en lo desconocido. Es una clara señal de que estás dejando la zona de confort. ¡Venga, un apaluso! Vas bien. Sólo no permitas que te detenga.
- Anota los 3 miedos más grandes que tienes en este momento (no lo piensas, pon lo primero que llegue a tu cabeza)
- ¿Qué harías si no los tuvieras?
Haz un resúmen
Agrupa las respuestas que anotaste en categorías. Por ejemplo:
- Salud
- Relaciones personales
- Trabajo
- Crecimiento
También puedes ser más específica. Si varias se relacionan con una persona, podrías tener una categoría llamada “Pedro”, si tienen que ver con un lugar podrías tener “Cuernavaca” o el nombre de tu ciudad. También las puedes agrupar por situaciones como “Me siento insegura” o “Miedo a fracasar”.
Hacer un cambio es lo suficientemente difícil. No te agobies intentando solucionar todas las áreas que anotaste.
Escoge sólo una. Enfócate en cambiarla y deja las demás como están. El área que cambies será tu expansión. Las que permanecen iguales, serán tu zona de estabilidad.
Lo interesante de esto, es que cuando un aspecto de tu vida mejora, todos los demás le siguen. Es inevitable. Ahora, escribe:
- Área crítica
- ¿Cómo es en este momento?
- ¿Cómo te gustaría que fuera?
Puedes empezar por la que sientas más sencilla de realizar en este momento, o por la que represente un mayor reto.
Paso 2: Decide y actúa
Encontrar el área crítica no es suficiente. Ahora, necesitas tomar acción.
Decide
Todo cambio comienza con la decisión de cambiar. Si en verdad quieres dejar la zona de confort, necesitas estar dispuesta a hacer sacrificios. Eso implica:
- Sentirte tonta e insegura
- Tener miedo
- Hacer cosas que no te gustan
- Fracasar
Si tu decisión de cambiar es vaga y realmente no tienes intenciones de esforzarte para crecer, mejor ni lo intentes. Disfruta de la comodidad un poco más.
Actúa
Ya que tomaste una decisión, ACTÚA. Piensa en una cosa diferente que empezarás a hacer a partir de este momento. En esta guía aprenderás cómo.
Este paso parece súper bobo, pero es donde la mayoría de la gente se atora. Pone intenciones, hace listas, reza, pide, desea, escribe objetivos, sueña, pero NUNCA ACTÚA.
Se la pasan postergando el cambio, ya sea por miedo, mala costumbre o inseguridad, el punto es que se quedan por siempre en el letargo.
Confieso que he sido víctima de lo mismo, pero poco a poco he aprendido que el dolor de no tomar acción siempre es peor al dolor de tomarla. Mira estos ejemplos.
Ejemplo 1
Cuando estaba en la universidad, lavar mi ropa no era una de mis prioridades. Postergaba la actividad hasta que ya no tenía calzones limpios y pasaba dos días al natural. A veces, las opciones se acababan cuando tenía proyectos importantes que entregar.
Falta de ropa limpia + proyectos grandes = crisis de estrés.
Evitar el lavado de mi ropa era cómodo, pero al final, se convertía en un mega problema que habría podido fácilmente solucionar.
Ejemplo 2
Durante tres años, tuve un empleo donde ganaba bien. Tenía la intención de ahorrar pero siempre encontraba una buena excusa para gastarme el dinero. Ahora que manejo mi propio negocio, los ingresos son irregulares y guardar es mucho más complicado.
Gastar indiscriminadamente era cómodo. Al no esforzarme por cambiar mis hábitos me quedé sin la oportunidad de ahorrar. Tuve que enfrentar la incertidumbre de no tener un ingreso regular para darme cuenta de lo importante que es tener un guardadito.
Ejemplo 3
Trabajo desde casa. Hay días cuando me levanto y en vez de enfocarme en terminar mis proyectos, me voy de compras o me pongo a ver series de Netflix.
Lo hago porque es fácil y cómodo. La cachetada llega cuando miro mi tabla de metas mensuales y me doy cuenta de que no he conseguido ni una, ouch!
Ejemplo 4
Vas al doctor porque tienes gastritis. Descubres que necesitas cambiar tu alimentación. Eso implica: dejar de tomar café, planear tus comidas y pedir ensalada en vez de tacos.
Tienes dos opciones. Esperar a que la gastritis te lleve al hospital o tomar acción y abandonar el confort de lo conocido.
Ejemplo 5
Sales con un chico que te gusta, pero te da mala espina. Vuelves a salir con él y vuelves a tener la sensación.
Lo sigues viendo, porque tener a alguien que te mande WA es cómodo y divertido. – hasta que el chico se lía en una pelea con los meseros de un restaurante. Te hace pasar una mala tarde y te involucra en un mega problema.
Tu falta de acción para terminar con la relación en el momento adecuado, trajo estas terribles las consecuencias.
La decisión está en ti
Algunas personas le tienen miedo a los payasos, otras a la oscuridad, algunos al desempleo, otros a perder a las personas que más quieren.
Yo lo único que temo es ser mediocre y desperdiciar mi vida.
Después de estudiar dos años de ingeniería en sistemas (una carrera que odiaba) y de no cambiar por miedo a decepcionar a mis padres, aprendí que la zona de confort no es un espacio cómodo, es un espacio muerto.
Y haré lo que sea necesario para nunca quedarme estancada ahi.