Diciembre. El mes de las nostalgias, de sentarse a reflexionar y pensar en lo que ya fue. Mientras bebes ponche de frutas, repasas lo que sucedió este año – inevitablemente llegan la nostalgia y las ganas de agarrarte a los recuerdos para que no se vayan.
Miras las fotos de Facebook y relees las cartas de tu ex. Piensas en la amiga que ya no es tan amiga y en el suéter viejo que amabas, pero ahora es un trapo. Lo sigues guardando porque te recuerda cosas especiales. Hasta sacas el álbum de secundaria donde tus amigos dijeron que vales mil y que nunca cambies.
Así hay muchas cosas más, que ya están viejas y caducas, pero que no te atreves a dejar ir. Léase – te quedas atorada en una situación difunta. Sin sentido, que te quita más de lo que aporta. Entonces, ¿Porqué no sueltas? ¿Cómo le haces para librarte de esa situación que ya no da más pero que sigues justificando?
Acepta que ya fue, trágate el miedo y suelta.
Es sencillo pero no te atreves. Lo conocido da cierta seguridad, bueno o malo, sabes qué esperar. Lo que ya tienes es parte de tu vida. Si lo dejas, vas a crear un vacío y eso da miedo. El vacío, la nada, buuu! Te espantan.
Un vacío pinta posibilidades. Pueden ser mejores a lo que tienes, también pueden ser peores – aunque realmente no serán peores. Lo peor es seguirse aferrando a lo que ya no funciona. Cualquier cosa con la que llenes tu vacío será diferente, pero no peor. Te traerá un aprendizaje. Eso ya es ganancia.
Lo más divertido es que te da espacio para crear. Cuando dejas lo viejo, liberas tu atención y tu energía – entonces puedes dar vida a lo nuevo.
Sabes perfectamente bien cual es el hábito, persona, situación, lugar, pensamiento, actitud, cosa, proyecto que necesitas dejar ir. Las listas de pros y contras, los consejos de tus seres queridos, lo que dice la sensatez y los planes de como cortar con ello sólo postergan la decisión.
Deja de pensar.
Suelta así – sin más. Suelta aunque tengas miedo. Aunque no sepas que viene después. Ni siquiera tienes que estar preparada o tener un plan de contingencia. Acoge al vacío y confía en la perfección del universo. Suelta con la seguridad de que es lo mejor. Es más sencillo de lo que crees.