Estoy creando más calma y orden en mi vida, algo básico a la hora de emprender tu propio negocio. Cuando la vida funciona bien, el negocio también. Todo está interconectado. Para mí una parte importante del éxito está en sentirme tranquila a pesar de lo mucho que tenga por hacer.
[ctt title=”Cuando la vida funciona bien, el negocio también.” tweet=”Cuando la vida funciona bien, el #negocio también. 5 Básicos de #emprendimiento que necesitas aplicar YA! http://ctt.ec/OP94h+” coverup=”OP94h”]
Me encanta viajar pero una de las cosas que menos me gustan es hacer la maleta. Decidí transformar la tarea de empacar (guacala) en un mini emprendimiento para hacerla más divertida (sii!).
Aquí están las 5 lecciones que aprendí y que necesitas aplicar en tus negocios.
1. Planear no es una pérdida de tiempo
Comencé haciendo una lista de lo que iba a necesitar. La dividí por secciones, y en la tranquilidad del momento pude ver lo que era realmente indispensable. La revisé varias veces para asegurarme de que no faltara nada y tomé nota de las cosas que iba a comprar.
Planear tus actividades de negocios te ayuda a tener una perspectiva amplia, a enfocarte en lo importante, a diseñar estrategias y a usar mejor tu tiempo.
¿Cuándo fue la última vez que hiciste un plan?
Si han pasado más de 15 días, busca un espacio en tu agenda ¡Ahora mismo! No tienes que hacer una gran estrategia. Solo piensa en lo que quieres lograr la próxima semana y en cómo lo vas a hacer.
Empieza con algo sencillo. Este es sólo un ejercicio para que veas lo útil que es la planeación. Cuando la pruebes, te darán ganas de repetir. Si te cuesta trabajo hacerlo, prueba con esta técnica.
2. Menos es más
Soy vanidosa y me gusta vestir bien. Lo acepto. Cuando viajo quiero llevar ropa de todos colores, sabores y formas. Una nunca sabe cuándo le darán ganas de usar las botas, o los tenis verdes, o los morados, o los flats hermosos de florecitas que acabas de comprar.
Podría darse el caso excepcional de que los necesite todos… pero la realidad es que puedo subsistir perfectamente bien con un par de zapatos neutros. Esto mantiene mi maleta ligera y fácil de manejar. Si en algún momento realmente necesito unos tenis verdes, los puedo comprar en mi destino.
Cuando simplificas tus procesos, el trabajo disminuye. Si gastas menos, ganas más. Cuando te deshaces de los clientes que dan dolor de cabeza, puedes enfocarte en los clientes con los que sí quieres trabajar.
Simplificar se trata de soltar las cosas que te roban energía y no te aportan nada.
¿Qué partes de tu negocio puedes hacer más sencillas?
Haz un inventario con actividades, procesos, servicios y clientes. Revísalo con cabeza fría y calculadora. Marca todas las cosas que afectarían a tu negocio si las dejaras de hacer. Busca como hacerlas más sencillas y elimina las que no marcaste. No te vayas a poner sentimental porque tu lista se quedará igual.
3. Organizar es divertido
Mi maleta termina hecha un caos después del primer día de viaje.
Esta vez usé bolsas de cierre para acomodar mi ropa. Puse playeras en una, pantalones en otra, ropa interior en otra, etcétera. Etiqueté las bolsas, les puse dibujos y me divertí como niña. Al terminar acomodé las bolsas en la maleta y ¡listo! Todo está en orden y es fácil de encontrar.
No sé tú pero cuando hay caos a mi alrededor, me siento presionada, abrumada y desesperada. Organizar (así como planear) es algo que parece trivial, pero ese esfuerzo extra crea una sensación de ligereza y te permite pensar con claridad.
Mira a tu alrededor ¿cómo se ve tu lugar de trabajo, te dan ganas de estar ahí?
Identifica las cosas que te dan sensación de pesadez y tíralas a la basura. Los regalitos de tu ex o las fotos de tus amigas no tienen nada que hacer ahí.
Tómate 5-10 minutos cada día para limpiar y acomodar. Guarda lo que no estés usando y pon en orden lo que sí. Estas sencillas acciones mejorarán tu estado de ánimo, aumentarán tu productividad y te permitirán disfrutar tu tiempo de trabajo.
4. Disfruta el proceso
Cada vez que voy a viajar, deseo con todas mis fuerzas que mi maleta se haga sola. Lamentablemente nunca pasa.
Esta vez tomé una actitud diferente. Mientras empacaba me enfocaba en empacar. Es muy profundo, lo sé (risa irónica). Pero sí lo es… te explico.
No me quejaba por tener que empacar, por no poder llevar mis múltiples tenis o porque las cosas no cabían en la maleta. Simplemente empacaba. Punto – Bueno, también bailaba cumbias – Pero lo que estoy tratando de decir es que empacaba en vez de quejarme, o de pensar en hacerlo o de perder horas y horas en Pinterest o de ir a la cocina por un té. Empacaba, bailaba, lo disfrutaba y ya. Antes de que sonara la última cumbia, mi maleta estaba lista.
¿Cuántas veces has deseado saltarte el trabajo y ya tener un negocio exitoso?
El éxito se construye paso a paso, día tras día. No llega en un abrir y cerrar de ojos.
Date la oportunidad de disfrutar el proceso, de ser principiante, de no saber, de aprender, incluso de fracasar. Estás creando algo nuevo, que no existe y eso lleva algo de tiempo.
5. Divide y vencerás
Normalmente empaco en 1 hora y espero que todo salga bien. Falla total. Esta vez comencé una semana antes. Cada día me enfoqué en una sola cosa. Primero el plan, después conseguir lo que hacía falta, doblar, meter todo en bolsas y finalmente acomodarlo en la maleta.
Dividir mi emprendimiento en actividades sencillas me hizo sentir tranquila. Ni siquiera tuve tiempo de estresarme o de quejarme. Cada día dedicaba 20 min. A hacer algo por mi maleta. Al final de los cinco días, todo estaba listo. No me faltó nada y no hubo estrés. Lo más importante es que me divertí.
No trates de hacer un proyecto grande en un solo día. Lo único que lograrás con este enfoque es sentirte abrumada. Si lo divides en secciones más pequeñas, no sólo exterminas el sentimiento de agobio, sino que logras mejores resultados.
Recuerda que Roma no se hizo en un día.
Después de esta experiencia me di cuenta de que empacar no es tan difícil, pesado y aburrido. Yo era la que lo hacía así. Con solo cambiar el enfoque pude verlo como una oportunidad de aprendizaje.