Piensa en una habilidad que domines y que te haga sentir la más cool del mundo. Tal vez eres buena conversadora, tocas la guitarra como Jimi Hendrix o puedes hacer preciosas vasijas de barro.
Ahora recuerda cómo la aprendiste.
En mi caso, se trata de hablar inglés como californiana.
Cuando tenía nueve años mi familia y yo nos mudamos a Las Vegas por el trabajo de mi papá.
Lo único que sabía en inglés eran los números, los colores, please y thank you. Aún así, me inscribieron en una escuela dónde sólo se hablaba ese idioma.
Pasaba las horas de clase mirando a la maestra preguntándome qué diablos decía.
En la hora de lunch, me sentaba en la esquina con mi único amigo: un sandwich de mermelada con maní que mamá empacaba todos los días en mi lonchera. Mientras lo saboreaba, observaba a mis compañeros y ponía atención a sus conversaciones tratando de cachar alguna palabra.
Se veían divertidos y me frustraba de no poder participar.
Las semanas transcurrieron y los monólogos de la maestra comenzaron a tomar sentido. Empecé a levantar la mano para opinar en la clase. En los recesos intercambiaba una que otra frase con los otros niños y eventualmente, me atreví a preguntar cómo se llamaban y cuántos hermanos tenían.
Al cabo de mi primer año, leía, escribía, traducía y hasta pensaba en Inglés. Hablaba tan bien que incluso perdí el acento Mexicano.
No creo ser excepcionalmente inteligente ni tener alguna habilidad especial para los idiomas.
Si domino el inglés, es porque pasé tres años practicando todos los días.
Al pensar en la habilidad que te hace sentir lo más cool, es probable que hayas atravesado un suplicio parecido al mio. Tal vez no te hiciste amiga de tu sandwich, pero superaste contratiempos y escalaste lo que llamo “La Montaña de la Confianza”.
Cómo Empezar a Confiar en ti Misma
Imagina que estás en A y quieres llegar a B. Para lograrlo, debes caminar por un sendero.
La primera parte del recorrido es llana, pero de repente aparece una gran montaña que ¡Te paraliza!
No hay manera de rodearla.
Tus únicas opciones son:
- La escalas
- Encuentras un pretexto para abortar la misión y regresas al punto A
Tomemos como ejemplo este escrito. Comenzó como un río de pensamientos absurdos que fui soltando sobre este papel digital. No tenían coherencia, ni siquiera estaba segura de lo que iba a decir. Me sentía temerosa de que alguien lo leyera.
Aún así, continué trabajando en él y las ideas fueron tomando forma. Después de varias revisiones, decidí que el texto estaba terminado y tuve confianza para compartirlo contigo.
Imagínate que en vez de escribir hubiera salido a dar un paseo.
Mi pantalla seguiría en blanco y no me estarías leyendo.
La clave para obtener confianza está en enfrentar a la montaña, hacer lo que más miedo e inseguridad te da.
Suena extremadamente sencillo, pero funciona. Ya te di dos ejemplos de cómo lo he aplicado en mi propia vida, pero te daré más.
La primera vez que viajé sola en avión
Fui a Tailandia y tenía miedo de perderme en el aeropuerto a la hora de transbordar. De cualquier manera, me trepé al avión y continué con el plan. Actualmente, he hecho más de 20 viajes internacionales y los aeropuertos son como mi segundo hogar.
Cómo me hice fuerte
El año pasado me inscribí a un gimnasio para tomar clases de Yoga. También había clases de Crossfit y decidí probarlas. El instructor sugirió que hiciera pesas para ganar fuerza.
Al principio me repetían las instrucciones hasta tres veces y me sentía la más ridícula, pero todos los días llegaba puntual a las 9 de la mañana lista para realizar mis entrenamientos.
Seis meses después, me sé la rutina de memoria y he ido aumentando el peso que cargo. El entrenador sólo se aparece para preguntar cómo voy pero ya no me da instrucciones. Siento mi cuerpo más fuerte y eso me motiva a continuar.
Cuando empecé a manejar
Me dieron un coche estándar y se me apagaba en cada semáforo. La luz cambiaba de rojo a verde a amarillo y de regreso a rojo mientras intentaba encenderlo de nuevo. La gente de atrás me gritaba cosas. De cualquier manera seguía manejando. Eso fue hace diez años.
Todavía me atoro en los semáforos, pero ahora es por estar distraída en el teléfono.
En los tres ejemplos, superé algún tipo de contratiempo. Tuve que cruzar la montaña y al hacerlo gané seguridad.
Ahora piensa en una actividad que has postergado porque te sientes insegura.
Tal vez quieres iniciar un negocio de coaching / manualidades / fotografía / (Inserta tu tema favorito) pero te detienes porque no tienes suficiente conocimiento en tu área de interés.
Y tienes razón.
Es probable que realmente carezcas de experiencia, pero eso no es un buen motivo para posponer tu sueño.
COMIENZA.
Siéntete bien haciéndolo mal.
Al principio serás un desastre, pero no lo tomes como pretexto para abortar la misión.
Porque la confianza no se obtiene pensando, sino haciendo lo que prefieres evitar.
¿Qué tienes ganas de hacer pero postergas porque no confías en ti misma?
¿Cuál es la montaña que necesitas atravesar?